Paradas sin memoria

Piel curtida, no se sabe si por el sol o por la mugre. Pies descalzos que deambulan, sin el cobijo de un zapato. Niños que van y vienen. Se cuelan entre la gente, escarban en la basura, buscan calmar sus hambrientos y ansiosos estómagos con los desechos que dejan los pasajeros de una una parada que yace en algún lugar muy pero muy lejano cuyo nombre nadie tiene intención de averiguar. El más pequeño extiende sus manos en señal de necesidad, la cortesía de una joven responde con un poco de su refrescante bebida. Es navidad y lo más cercano a una cena para aquel niño serán las sobras de otros. La pobreza puede destruir la niñez, pero la niñez no desaparece por la pobreza. Lo chicos reunidos alardean del botín reunido como si se tratasen de trofeos. El bus anuncia su partida, los pasajeros abandonan la parada. Unos solo habrán sido testigos ocasionales de la miseria y otros, quizás, lo serán para toda la vida.

Microcuento II © 2017 | Alejandro Guipe. Derechos reservados.

 

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