La virtud de los pelícanos

Un sitio que se encuentra en mi lista personal de lugares favoritos para correr es la Avenida Perimetral de la ciudad de Cumaná, sin darme cuenta se ha hecho costumbre para mí ir a ese lugar después de haber recorrido cotas altas o escalado montañas por encima de los 4000m de altura.

Disfrutas la soledad, el poco tráfico de corredores y la magnifica vista que te invita a bordear la costa y admirar desde allí la majestuosa península de Araya. Pasar de moverte a los 4000 m de altura a el nivel del mar hace que te sientas como Superman, con el pulmón para realizar un maratón casi sin esfuerzo, ese plus de energía quizás es lo que más disfruto del trote.

Sin embargo ese lugar aloja recuerdos especiales para mí, porque fue sobre esas caminerias donde comenzó todo, un entrenamiento que me llevó a correr 5 min por kilómetro, a superar el cansancio, la falta de energía y el asma, a estirar mi resistencia a niveles que ni yo mismo puedo creer ahora, a destruir los límites mentales y a correr por la montaña a 4500 m de altura cómo un niño. Todo gran objetivo requiere una gran preparación y entrenamiento y el mío comenzó allí hace varios años.
Recuerdo que durante una carrera allí llegué a mi límite y mientras reposaba del desmayo pensaba que tal vez no podría alcanzar los resultados que buscaba, cuando entonces vi una escena que trajo mí una reflexión, un pelícano bebiendo del mar. Lo particular de ésta especie de ave marina es la capacidad que tiene para tragar agua salada y convertirla en agua dulce para su consumo. Su organismo convierte algo mortal en algo vital, veneno en fuerza, un ejemplo de la naturaleza de cómo convertir lo adverso en una ventaja. Luego de aquella reflexión me levanté y nunca más dejé de correr y de ir cada vez más de alto, de convertir mi cansancio en fortaleza y resistencia para poder enfrentar montañas cada vez más altas y condiciones más duras. No ignoremos la naturaleza, a menudo la naturaleza nos disciplina y nos pone a reflexionar con pequeños milagros cómo el del pelícano.

© Alejandro Guipe | Derechos Reservados.  http://alejandroguipe.com

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